HISTORIA

 

Los cronistas y misioneros nos informan de la vida y costumbres de los salvajes de este territorio habitado por tribus nómadas. Gonzalo de las Casas nos dice que eran muchas naciones y parcialidades con distintas lenguas y en constantes guerras entre sí; se les llamaba con el nombre genérico de chichimecas, mencionándose entre ellos a los guachichiles, copuces, guamares, pames, zanzas, macolies, etc.

No se sabe quienes fueron los primeros españoles que llegaron a esta tierra. En documentos antiguos se habla de varios frailes en el primer tercio del siglo XVII en que encontramos misiones, rancherías y haciendas; entre estas últimas y como principal de ellas, aparece la enorme hacienda de Ciénega de San Nicolás, fundada al parecer por Luis de Cárdenas.

En esos años se habla de ella como la Ciénega de San Nicolás y por el apellido de su propietario se le llamó después Hacienda de Cárdenas.

Durante más de un siglo fue poseída por la familia Cárdenas. Durante todo ese tiempo y años después fue en aumento su población en las que habían familias de todas castas, pero la mayoría eran pames y pocos hablaban el castellano, no estaban concentrados en una sola localidad sino en varias rancherías dispersas, y uno o dos frailes de la misión de Alaquines los atendían en lo religioso.

En el año de 1761 la hacienda de la Ciénega era propiedad de don Manuel Antonio Rojo del Río, Lafuente y Vieyra. Al serle confiscados y rematados sus bienes, estos pasaron a poder de Félix María Calleja del Rey y posteriormente a don Felipe Barragán. A la muerte de este último dicha propiedad quedó en poder de sus hijos Juan y Luisa Barragán.

Al sobrevenir la guerra de la Independencia, se registraron diversos hechos de armas en territorio de la hacienda de Cárdenas. Se mencionan en diversos combates  las fuerzas realistas al mando de don Cayetano Quintero y don Felipe de la Garza y las guerrillas insurgentes de Desiderio Zárate.

Pronto vendría el ferrocarril, tragando kilómetros del paisaje y esfumando las noticias del pasado de la hacienda de Cárdenas. Efectivamente los trabajos de construcción de la vía férrea San Luis Potosí-Tampico habían comenzado en 1881; la obra avanzaba lentamente, tanto en el extremo potosino como desde Tampico. Hubo las consiguientes interrupciones, contratos no cumplidos, fondos insuficientes, líos judiciales, etc.

En estas obras hubo que superar las dificultades que presentaba el tendido de la vía desde Tamasopo hasta el Altiplano construyendo varios túneles, horadando montañas. En esta atrevida obra que desafiaba la sierra, al fin se encontraron las vías delante de la actual población de Cárdenas, en la Labor, el mes de abril de 1890.

A partir de entonces se transformó totalmente la vida en Cárdenas; pronto se instalaron los talleres de la "€œDivisión Cárdenas"€. Creció la población, se fundó el barrio de "€œRasconcito"€ y la "€œColonia Americana"€, se activó notablemente el comercio con la afluencia de muchas familias que llegaron procedentes de Alaquines, Rayón, Lagunillas y de otros lugares aún más distantes, fue una época eufórica que desbordaba jubilosa en todos los ámbitos de la región. Esta situación duró hasta 1910.

A principios del año de 1911 se supo en Cárdenas de los primeros brotes  revolucionarios encabezados por Higinio Olivo, nativo de La Labor y Juan Torres Pérez, levantado en armas en "€œEl Corito"€. Las fuerzas de Pedro Montoya y los hermanos Juan y Victoriano Torres entraron en Cárdenas en 1911. En 1912 los hermanos Cedillo, Magdaleno, Saturnino y Cleofas iniciaron una serie de tropelías en abierta rebelión contra el presidente Francisco I. Madero.

En 1914 los cedillistas estaban posesionados de Cárdenas, allí habían establecido su cuartel general y cometieron atropellos de toda especie. Se apoderaron de la estación y de los trenes de carga y de pasajeros.

La batalla más importante registrada en Cárdenas durante la Revolución, se desarrolló el 27 de mayo de 1917. La plaza estuvo defendida por una guarnición al mando del coronel Fidel Garza y los capitanes primeros Ramón Hernández y Margarito Negrete cuando fue violentamente atacado por fuerzas cedillistas. El combate se extendió por toda la población, los atacantes tomaron las instalaciones del ferrocarril, quemaron el tanque de chapopote y la báscula e intentaron quemar la estación.

Fue totalmente aniquilada la guarnición federal, muriendo todos los oficiales y soldados y ya en estas condiciones los rebeldes iniciaron la destrucción y el saqueo de la población.

Volvieron los cedillistas a fines del mismo año, pero en esta ocasión fueron rechazados y perseguidos hasta "€œEl Tulillo"€.

Ya establecida la paz, el 16 de noviembre de 1920, siendo Gobernador del Estado el C. Rafael Nieto, el Congreso del Estado dictó su Decreto No. 18 por medio del cuál se erigió al municipio de Cárdenas, siendo su cabecera el pueblo de este nombre que había pertenecido a la jurisdicción del municipio de Alaquines. Al tener categoría de cabecera municipal le correspondió, por consiguiente el título de Ciudad, pero en lo eclesiástico siguió perteneciendo a Alaquines.

El 29 de septiembre de 1923 con motivo de la contienda política entre Aurelio Manrique y el Lic. Jorge Prieto Laurens, declarado este como Gobernador del Estado, tomó posesión del gobierno, pero Manrique no admitió su derrota y apoyado por los cedillistas instaló "€œsu gobierno"€ en Cárdenas, titulándola como "€œCapital Provisional del Estado"€ y después, por Decreto No. 4 de la Legislatura del Estado, expedido en Guadalcázar en septiembre de 1923 se declaró a la Ciudad de Cárdenas como residencia de los poderes del Estado. Distinción irreal pues el gobierno federal no la reconoció.

La parroquia de Cárdenas fue erigida por decreto Episcopal el día 23 de marzo de 1925, siendo el Obispo de la Diócesis Potosina el doctor  Miguel María de la Mora.

Poco después las afectaciones agrarias empobrecieron al municipio. La primera fue La Labor, después Canoas. Ya para entonces Cárdenas  era un activo centro comercial y además importante por ser sede del gran taller de reparación del ferrocarril. Esta situación duró hasta el 26 de enero de 1957 en que salió del taller la última máquina de vapor que ahí se reparó: pues en toda la División ferrocarrilera de Cárdenas se implantó en nuevo sistema de motores diesel.

En octubre de 1967 el Ayuntamiento de Cárdenas dictó un acuerdo adaptando para la Ciudad, oficialmente, un escudo propuesto por el Profr. Miguel Ángel Herrera. Este escudo ha tenido aceptación general y ha sido divulgado convenientemente.